jueves, 4 de abril de 2013

Harry Reems (1947-2013)



El Cristo del porno 

Cuando pienso en bigotes no pienso en Dalí, en Nietzsche, Hitler, Chaplin, Groucho Marx, o Burt Reynolds. Ni siquiera en Tom Selleck. Cuando se trata de bigotes, lo primero que se me viene a la cabeza es Harry Reems, vestido con túnica de doctor, haciéndole un chequeo médico a Linda Lovelace en Garganta profunda. Lejísimo de ser un buen actor (aunque estaba dotado de una facilidad para la comedia inusual en las filas del mundo del porno –donde lo cómico suele suceder de manera involuntaria) en aquel poblado mostacho se concentraba el pulso y aire de una época, el universo post hippie de los setenta (más hedonista y menos idealista que el de la década anterior) y con la noticia de su muerte, un trozo importante de ese mundo acaba de extinguirse. El actor llevaba más de veinte años fuera del alcoholismo (luciendo un inusual rostro afeitado con el que aparecería en el documental Inside Deep Throat), pero los duros ochentas dejaron inevitables secuelas de salud que terminaron por tomar cuerpo en un cáncer pancreático que se llevaría su vida el pasado 19 de octubre.

Posiblemente haya actores más conocidos, pero Harry Reems fue la primera estrella porno masculina, con la particularidad de, si bien quedar por fuera del plano detalle de la famosa felación de Garganta profunda, tener el pene más veces visto en la historia del cine. Estudiante de dentista, marine del ejército, actor de teatro, instructor de scuba diving (sin haberse nunca puesto un tanque de oxígeno en su espalda), sus comienzos ejemplifican el tono azaroso, soñador y despreocupado del East Village, lugar en el que muchos buscavidas sin talento intentaban dar sus primeros pasos hacia el estrellato, sitio en que esa mezcla de entusiasmo y desilusión sería el más perfecto potrero del porno en tanto industria.

Los comienzos de la escena porno neoyorquina (antes de mudarse a Los Angeles, y donde su formato habitual eran los “Stag Films”, películas generalmente mudas, de un solo rollo, en donde toda la acción se reducía al acto sexual) estuvo marcada por unos pocos personajes polifuncionales como Reems, Eric Edwards, o Jamie Gillis, un ejército silencioso de performers que hacían lo que hacían un poco por dinero, pero mucho más por “amor al arte”, o como forma de vida (de hecho, el primer ingente de actores del mundo pornográfico estaba conformado por numerosas parejas swingers).

Eran los tiempos previos a la persecución del Senado de Estados Unidos, previos a las grandes secuelas de la masiva distribución de cocaína, y más que nada, previos a la fuerza devastadora del SIDA, en donde todo el mundo hacía de todo un poco, siendo uno de los ejemplos más notorios el de Jamie Gillis (más conocido por su rol en The opening of Misty Beethoven, una de las mejores películas porno de todos los tiempos), que en sus comienzos dividía sus días trabajando doce horas de taxista, actuando de Pericles en obras de Shakespeare y filmando Stag films en la noche.

La vida de Reems cambiaría con su actuación en Garganta Profunda, película en la que comenzó trabajando como iluminador (a sólo veinte dólares el día –al parecer, sólo para acercarse a Linda Lovelace), para terminar siendo el protagonista masculino, papel por el que se le pagó ochocientos dólares, en una película que, contra todas las expectativas, terminó recaudando tanto dinero que se comenzó a pesarlo en vez de ser contado. La película llevó al estrellato a Reems y Lovelace –especialmente por su particular destreza que da nombre al film-, pero este salto a la esfera pública también los volvió centro de investigaciones, en los que culminaron con el apresamiento del actor, siendo acusado bajo los absurdos cargos de  “distribución de material obsceno”. Reems, secundado por el hábil abogado Alan Dershowitz (quien no por nada fuera abogado de O.J. Simpson) , hizo de su juicio un suceso nacional y pronto pasó de ser una figura de clase b juzgada a uno de los grandes mártires de la libertad de expresión de la cinematografía estadounidense (con el apoyo de actores como Jack Nicholson y Warren Beaty –dos estrellas que no sorpresivamente gozaron de particulares contactos con diversas actrices del incipiente mundo pornográfico de la época).

El triunfo legal de Reems marcó un nuevo precedente en la historia de los Estados Unidos, pero fue una victoria pírrica para él, porque en el proceso se volvió un notorio alcohólico, cada vez más recluido en su casa, o apareciendo borracho en set –en muchas películas de aquella época su actuar errático parece parte del personaje o los absurdos guiones, pero uno pronto se da cuenta de que está auténticamente bajo los efectos del alcohol. Este período oscuro de su vida (casi inmediato a su participación en Garganta profunda y The devil in Miss Jones) tomó su forma más terrorífica en Forced Entry, obra del malévolo director Shaun Costello, más conocido por el film Water Power, una película cuyo personaje principal es una mezcla entre el protagonista de Taxi Driver y el verdadero caso del “Enema Bandit”, un tipo que secuestraba personas y les hacía enemas contra su voluntad. En Forced Entry Reems –ya en su franco proceso de alcoholismo- interpretaba a un veterano de Vietnam que entraba a la casa de clientas de su garage y las violaba para después matarlas a sangre fría. El film terminaba con una epifánica escena del protagonista volviéndose loco y pegándose un tiro en la cabeza. Reems vio la película y dijo haberse quedado tan consternado que por un momento pensó no volver a actuar jamás.

Los ochenta fueron años particularmente duros con una extensa cantidad de miembros de la industria pornográfica, no sólo por el cocktail de drogas, mafias y la paranoia del SIDA, sino por la popularidad del VHS, que trasladó a las películas de las fastuosas salas de cine a la privacidad del hogar de los espectadores (transición muy bien retratada en Boogie Nights, de Paul Thomas Anderson). No muy diferente fue el caso de Reems, que se sumió al alcohol y llegó a vivir en la calle durante un tiempo, hasta que inició un proceso de desintoxicación y se acercó a la religión mormona, para luego casarse y vivir sobrio el resto de su vida, trabajando como un agente de bienes raíces.

Reems, a diferencia de los actores canonizados y eternificados en el mismo ámbito (como Ron Jeremy, quien recientemente sufriera severos problemas de salud), los desaparecidos (el enigmático caso de Bambi Woods, la actriz de Debbie does Dallas) y los que cayeron como soldados en el camino (con Savannah y John Holmes como caso más notorio), fue un superviviente que halló un camino propio y por fuera del que le dio la fama. En su historia se escribe la parábola de toda una industria, pero indirectamente  también la de la vida sexual de un montón de personas.

Entrevista a Michal Bielawski



La danza del banderín

Una de las más interesantes secciones del XXXI Festival de Cine de Cinemateca es una muestra de películas de Telewisja Polska, (Televisión polaca), entre la que se encuentra Mundial, documental que trata sobre la intrincada relación entre el excelente rendimiento de la selección polaca en el mundial 82' (llegando a un histórico tercer puesto) y el desarrollo de la ley marcial en dicho país, donde fueron apresadas las figuras más importantes del movimiento Solidaridad (sindicato de oposición al régimen de inmenso arraigo popular). Aprovechando la visita de su director Michal Bielawski, luego de lamentarnos tendidamente de la mala situación actual de nuestras respectivas selecciones, tuvimos tiempo para hablar de las complejas relaciones entre fútbol, cine, televisión y política

Recién me estabas contando que fue a partir de la campaña de Polonia en España 82' que empezaste a jugar al fútbol, en lo que respecta a Mundial, qué vino primero, el fútbol o la política?

La película empezó de una manera confusa, porque estaba construyendo el escenario para un documental del movimiento Solidaridad basado en aquellos tiempos de Ley Marcial de 1982 y leí unas memorias muy interesantes de unos personajes que terminaron apareciendo en Mundial. Las memorias eran de algunos prisioneros a los que no se les permitía mirar el Mundial, y los oficiales les decían algo así como “si sus compañeros siguen haciendo manifestaciones y reclamos no van a ver el Mundial. Fue a partir de ahí que me di cuenta de que esa historia era interesantísima y que mi anterior escenario pod{ia esperar. Creía que había algo muy importante en esa historia, porque nunca conecté esos dos puntos: el detalle de que la Copa del Mundo sucedió mientras había una ley marcial. Los soldados desaparecieron de la calle, pero los miembros de la oposición estaban escondidos y la mayoría de ellos ya estaban apresados, pero los niños de aquella época no estábamos al tanto de todo ello

Vos eras muy chico para tener noción de aquello...

Sí, no tenía idea. Recuerdo cuando vi los tanques y la milicia caminando por la calle todo el invierno y parte de la primavera, o una vez que estaba paseando con mis padres en el centro de la ciudad y mis padres y yo empezamos a llorar por el gas lacrimógeno. Son como extrañas memorias, por lo que me quedé un poco shockeado cuando asocié el mundial y aquel período histórico. Inmediatamente me di cuenta de que había algo importante en ese tema, porque no es obvio, no hay nada obvio en esa historia, al menos desde mi perspectiva. Entonces empecé a buscar en los archivos y había muchos otros presos que decían lo mismo. La mayoría de ellos estaban muy contentos de poder ver el mundial y de alguna manera le dio algo de aire fresco. Pero creo que lo más extraño es que aquello haya pasado en muchos lados en un período bastante similar. Uruguay tuvo el Mundialito -conocí ayer al director- y también Argentina en el 78'... Entonces, sí, podría quedarme horas tratando de explicar por qué aquello pasó, pero creí que era importante escribir sobre eso

Esto que me contabas de España 82' debe haber sido una paradoja, para prisioneros que por un lado hinchaban por la selección de su país, pero que al mismo tiempo sabían que el triunfo de la misma servía para tapar cosas que estaban pasando ahí mismo.

Sí, estaban muy conflictuados. Definitivamente. Estaba muy interesado en lo que pensaban. Muy rápidamente percibí algo muy polarizado con respecto a lo que era el Mundial. Uno de mis entrevistados era uno de los que estuvo más tiempo en prisión -tiene gran carisma y la cámara lo ama- pero estaba seguro de que no había nada malo con respecto a ver el campeonato. Había otro en situaciones similares que decía que estaba totalmente mal ver el Mundial, porque de cierto modo era una forma de aprobar lo que está pasando en tu país. Es interesante, porque mucha gente está reaccionando ahora, incluso antes de que se haya estrenado el film en Polonia. Leí hoy en facebook en la página de nuestra productora, que uno decía que no había nada heroico con el partido con la URSS, que todo estaba arreglado desde antes. A la gente le encanta pensar que saben más que todos, pero me encanta, es tan divertido, es muy humano pensar que uno es quien tiene la razón.

Bueno, al final del partido estaba esa jugada en que vos hacés particular hincapié, en la que uno de los jugadores comienza a retenerla contra el banderín del corner, que era una forma de garantizar ese empate.

Esa fue una de las cosas más grandes que hizo en la cancha. Eso fue heroico, fue algo que para mucha gente dio el espíritu de tomarle el pelo a los soviéticos. Para mí lo que hizo en el corner fue justicia poética. Fue fantástico. Fue una versión diferente de el banner del Movimiento Solidaridad en el estadio, al menos en mi opinión. Fue como una metáfora, desde algún punto. Es de esos momentos que se vuelven mucho más que futbolísticos, como la mano de Maradona.

Kusturica trató de hacer aquello una gran metáfora sobre la relación entre los países subdesarrollados y el resto de Europa.

Sí, pero a mí me pareció que la historia de “la mano de Dios” empieza y termina en esa frase. Maradona mismo dijo que aún si hubiese sido su mano, era la mano de Dios. Así que creo que no es necesario crear toda la crítica política de ello. Igual, yo no estoy muy a favor de ese forzamiento que hace Kusturica a la hora de crear esa metáfora.

Mundial forma parte, junto a otros films, de la muestra de cine que el Festival de Cinemateca hizo sobre Telewisja Polska. Teniendo en cuenta que Polonia tiene una larga tradición de grandes programas y películas pensadas para televisión, cómo fue la relación de película con los canales polacos?

La televisión en el caso de nuestra película fue de una enorme ayuda, especialmente de parte del canal TVP Kultura, que es el canal temático de la televisión nacional. Es un gran canal. Gracias a ese canal pude hacer un gran estudio en los archivos. Cuando te metés en los archivos nunca sabés qué va a pasar, eso es lo que aprendí. Hice tres o cuatro investigaciones diferentes en el mismo canal, sobre el mismo tema, para percibir el tema desde diferentes ángulos. Afortunadamente gracias a esto obtuve un material fantástico que fue llevado al público por primera vez con esta película. Hay material realmente genial, y la mayoría tuvo la suerte de ser grabado y almacenado en celuloide. Dos años después aparecieron otras cámaras que fueron la primer versión del BetaMax, por lo que tuvimos la suerte de poder conservar una excelente calidad de imagen. Creo, además, que el mundial estuvo muy bien cubierto por la televisión. Por ejemplo, la escena del lío en el aeropuerto: sólo salieron al aire unas pocas escenas de eso, en cambio había un montón de registro que estaba grabado, que quedó completamente por fuera de la edición. Un montón de colegas me preguntan cómo fue que pude llegar a ese material. Así que sí, la televisión polaca tiene un inmenso archivo y podés hacer cosas fantásticas si tenés disposición y tiempo. Incluso, estoy muy contento de compartir en este festival una selección con películas que me parecen realmente buenas.

Viendo Mundial, en una escena se reprende a los jugadores por hacer una pequeña parada antes de un viaje y visitar al Papa Juan Pablo II. Algo que me llamó particularmente la atención es cómo el movimiento Solidaridad estaba tan relacionado con la Iglesia Católica.

Después del 89' cuando Solidaridad ganó las primeras elecciones, todo el movimiento sufrió una división. Solidaridad en los 80' fue un movimiento que recogió muchísimas motivaciones en un sólo grupo, porque era un símbolo de oposición, pero no era un monolito, estaba sujeto a divisiones internas. Creo que hay muy interesante material sobre las primeras elecciones del líder del sindicato, cuando tuvo complicaciones para ser reelecto. Con respecto al apoyo de la iglesia católica es bastante lógico, el comunismo siempre estuvo en contra de la religión, es como fuego y agua, no podés conectar esas dos cosas, con el comunismo que racionalizaba todo y no había lugar a Dios en ese modelo de sociedad. Es por eso que la iglesia siempre estuvo a favor de la oposición democrática. Pero el movimiento siempre acogió muy diferentes mentes, desde la actual derecha a la izquierda. Creo que lo que pasó en el 89', lo que genero siempre un gusto amargo con respecto a Solidaridad, es que introdujo un sistema de libre mercado que cambió toda nuestra vida, y eso fue introducido por miembros del sindicato. Las demandas más famosas que ellos tenían en los ochenta eran sobre libertad de expresión y un tipo de futura democratización de la vida, pero las primeros famosos reclamos que hicieron en el puerto de Gdansk fueron, desde una perspectiva actual es bastante shockeante. Todo iba alrededor del valor y el nivel de vida, no era todo acerca de la libertad, era algo mucho más movido por cuestiones económicas. Y esto de un sindicato que filosóficamente era socialista. Así que hay muchos problemas a la hora de analizar linealmente los cambios que se dieron a ese nivel del movimiento.

Cómo te manejaste para dar con los futbolistas? Fue difícil o estaban disponibles?

Estaban disponibles, creo que sólo era una cuestión de arreglar las entrevistas con bastante tiempo. Los llamé como ocho meses antes de la entrevista. Tomó un montón de tiempo hacer la película, fueron tres años. Buscar plata, muchas investigaciones en televisión y un archivo llamado Osrodek Karta, que guardan archivo de todos los movimientos de oposición en los setenta y ochenta, nos ayudaron muchísimo porque no nos cobraron nada por un montón de fotografías que incluimos en Mundial. Fue algo muy importante, porque es el único material actual para cubrir el tiempo de Solidaridad en prisión.

Cuáles son tus expectativas del film? Creés que va a tener un impacto político o va a congregar principalmente a entusiastas del fútbol?

Mis expectativas? Estoy curioso de cuales interpretaciones la película va a tener. Lo que querría es que la película funcione en niveles diferentes, que muestre un trozo de tiempo muy específico, la ley marcial, que van más allá de lo político o el fútbol. Es por eso que en la película hay tantas cosas: canciones de la época, o escena que muestran qué estaba pasando, una idea de contexto de qué pasaba en muchos niveles en Polonia en ese momento. Quiero ver qué pasa cuando la gente perciba esa conexión de dos niveles, el político y el futbolístico. Lo que más quiero evitar es que la gente salga o llegue con lecturas muy lineales o condescendientes de la película. Para mí el pasado siempre es mucho más complicado que el presente, porque el pasado es donde guardamos nuestras memorias y donde están documentadas. Uno no puede documentar todo, no puede copiar la vida en presente, por lo que uno sólo puede hacer uso de partes de la realidad  a través de material que fue proyectado antes. Eso fue lo que me motivó desde el comienzo, no crear una muy simple explicación de qué pasó, por ejemplo de que los jugadores de fútbol fueron usados por el gobierno. No estoy de acuerdo con esa opinión. Creo que fueron usados, pero ellos también estaban jugando con el gobierno en ese momento.

Creo que en cierto momento vos mismo hacés esa comparación entre la unión de los jugadores y la unión del movimiento Solidaridad.

Sí, en cierto sentido. Los jugadores de fútbol igual no estuvieron en la misma situación, nunca pasaron por una situación similar a la oposición política, pero igual los jugadores, de todas formas, tuvieron los huevos para crear un fantástico show, y su motivación fue enorme en reacción a lo que estaba sucediendo en ese momento. Quizás sin la Ley Marcial el resultado del mundial hubiese sido completamente diferente. Estoy seguro de que lo que le pasaba a mi país era algo que le afectaba a los jugadores y traté de mostrar esto, aún sabiendo de que no son intelectuales, que no son motivados de las maneras que estaban la gente en la prisión, porque en definitiva, cuando empiezan a jugar piensan en meter un gol, no piensan en si meten un gol, qué gesto podrían hacer a favor del movimiento solidaridad y esas cosas.