viernes, 3 de diciembre de 2010

Duo Melódico I y II (Esquizodelia Records, 2010)










Divinos tesoros

La juventud siempre ha sido uno de los grandes temas del rock. Sin embargo, en el prontuario rockero, esta ha sido generalmente pensada desde la adolescencia y temprana adultez, generalmente como canal para hablar de otros asuntos vinculados a la rebeldía, la espontaneidad y un montón de temáticas que resultarían innecesarias de explicar a cualquiera que haya curtido MTV en algún momento de su vida. Ahora bien, llama la atención la medida en que la juventud, pero ya no la adolescencia, sino la niñez, ocupa un lugar preponderante en la agenda de las bandas que integran el sello uruguayo Esquizodelia. Ya sea utilizado lo infantil como un espejo de lo ominoso (esa combinación de inocencia mechada con oscuridad que se ha convertido en un recurso archiconocido en la caja de herramientas de las películas de horror), un horizonte idílico sobre el cual hacer un contrapunto melancólico, o lata de pintura a partir de la cual crear una especie de lisergia inundada por imaginería y elementos de dicho espacio vital, la infancia ocupa un lugar preponderante en bandas y músicos como Fernando Henry, Psiconautas, 3Pecados y Relaciones Sexuales. De hecho, esta última editó el año pasado Relaciones Sexuales para niños, álbum que -más allá de la yuxtaposición algo chocante entre título y nombre de banda-, en esencia era, efectivamente, un disco para niños, una propuesta en el fondo no tan diferente de la del colectivo musical Canta Cuentos.

Sin embargo, hay algo que en la producción uruguaya –y casi por así decirlo, mundial- siempre queda en el debe en lo que refiere a música infantil, y esto es el verdadero lugar que ocupa el niño frente al adulto en el proceso de elaboración y público destinatario de la misma. Lo adulto generalmente es el eje invisible sobre el cual se produce el disco, y esto se puede ver en dos registros. El primero, el caso más clásico, es el de los discos hechos por adultos para los niños, en los cuales siempre hay de trasfondo una idea propedéutica y educativa sobre lo que el niño quiere/necesita. El segundo caso es más complejo, y pertenece a aquellos discos ejecutados por niños o púberes, donde se produce un hecho curioso: la música o se convierte en un mero canal estratégico de marketing diseñado y producido por el adulto para llegar a determinado nicho etario (pienso en abortos de la naturaleza como los Jonas Brothers o Justin Bieber), o se convierte en música hecha por niños para ser disfrutada por los mayores. Esta última opción es, en algunos registros, no menos perversa que la primera, y suele ser sostenida por los mismos mecanismos que hacen de Putumayo un gran negocio, es decir, la venta de cierto exotismo y primitivismo pasteurizado como producto de exportación para el adulto con ganas de ampliar su matriz cultural. Los discos ejecutados por niños suelen ir acompañados de un “mirá como toca… para su edad”, en el cual siempre queda de fondo esa idea de niño como hombre inacabado, o potencialidad futura. O bien, se suele poner en juego cierto regocijo ante la ingenuidad en las letras o su ejecución, acto que no dista demasiado de esos padres que se divierten exhibiendo en fiestas de cumpleaños a sus hijos vestidos con trajes de marineritos. En fin, el verdadero partido que se juega en este terreno es el que separa al niño do objeto o sujeto de producción artística.

Acá es donde entra lo innovador y refrescante de la ópera prima de Dúo Melódico, el material a ser reseñado en esta nota, luego de tan larga introducción. Dúo Melódico es una banda formada por Fabrizio Rossi (23 años) en la guitarra (integrante de otras bandas del sello Esquizodelia como Mux y Solar) y Marcelo Trinidad, de nueve, en la voz. Dice la breve bio de la banda que Fabrizio era vecino y profesor de guitarra de Marcelo, con quien comenzó a realizar largas zapadas que terminaron por ser grabadas y editadas. Duo Melódico I y II (ambos discos descargables gratuitamente en www.esquizodeliarecords.com) están articulados casi siempre sobre una base de guitarra llevada con tremenda ductilidad por Fabrizio Rossi, sobre la cual Marcelo improvisa la letra. Esta idea de letra improvisada, de campo construyéndose en su inmanencia, es el aspecto realmente innovador o llamativo del Dúo Melódico. Al no haber una letra prefijada, armada, el terreno de creación temática corre completamente por la imaginación florida de Marcelo, evadiendo esa tendencia del adulto a “hacer hablar al niño”. En este sentido, Fabrizio es un honorable ejemplo para eso de lo que tantos psicopedagogos se llenan la boca, casi nunca llegando a algo concreto, que es la simetría y bidireccionalidad de los procesos de aprendizaje. Los temas son variados tanto estilística (hay rock, hay blues, hay bossa, hay cumbias) como letrísticamente, desde descripciones agridulces del barrio (“Mi barrio”) hasta fantásticas historias sobre extraterrestres (“Tic to re”, y “Marte”), pasando por canciones en honor al Uruguay de Tabárez (“Uruguay campeón”), una cumbia esquizofrénica sobre un baile multitudinario (“El baile del quilombo”) y relatos del genocidio indígena (“Malditos españoles”). La voz de Marcelo, en la medida que va creando las letras in situ nunca se adapta a una forma definida, va mutando, desafinándose, entrecortándose, o a veces mudándose en personajes, como el caso de “Viejo borracho”, un monólogo improvisado de un viejo linyera en estado de ebriedad. Escribiendo esto, me doy cuenta de que cuando intento explicar el contenido de las canciones, termino en la redundancia por ser este ya explicitado en el título. Esto, más que un inconveniente, habla mucho de lo que es este díptico: una obra movida por la misma inmediatez de los sueños de cumplimiento de deseo de los niños.

Sin embargo, ningún tema habla específicamente de lo que es ser niño, y ahí es justamente el punto donde uno da cuenta de la sinceridad de este trabajo. Si uno es niño, no tiene por qué hablar sobre lo que es serlo (algo que casi siempre está agendado en cualquier disco de infantil hecho por o para niños), sencillamente lo es y vive y se expresa de acuerdo a esto. Es en este sentido que Duo Melódico es un caso tan particular, un disco hecho por un pibe de nueve años, en donde a uno no le interesa si tiene futuro como músico, porque ya el presente vale por sí mismo.

Publicado en La diaria el 3 de diciembre de 2010

2 comentarios:

  1. Muy buena reseña, bajando.

    En serio salió la expresión "abortos de la naturaleza como los Jonas Brothers o Justin Bieber" en el diario?! Capo.

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  2. Si, de a poco estamos haciendo justicia.
    La próxima fase es usar la palabra "tragaleche".

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