La traducción en inglés de Dat enda ritornella, no sólo es más fiel al nombre original de este film sueco, sino también a lo que atraviesa a toda la película, diferente de la insípida Secretos de dos matrimonios, que se eligió para distribuirla en Latinoamérica. En el mercado anglosajón, la película lleva el nombre de A rational solution (“Una solución racional”), y justamente habla sobre eso, el peso que debe cargar alguien que intenta resolver todo dejando de lado las emociones.
Erland (Rolf Lassgard) está casado con Maj (Stina Ekbald) y parecen llevar un matrimonio donde hay más compañerismo que amor. Los dos viven en un pequeño pueblo industrial de Suecia y alternan sus actividades laborales con grupos de consejería matrimonial llevados a cabo en una iglesia. A su vez, tenemos al timorato e hipocondríaco Sven-Erik (Claes Ljungmark), compañero de fábrica de Erland, que fue rescatado por él de un intento de suicidio en un pasado no muy lejano. Es en la fiesta en honor a Sven-Erik donde Erland conoce a Karin (Pernilla August), la esposa del cumpleañero. El amor (o la pasión, esa discusión de nomenclatura abarca todo el metraje de la película) es casi a primera vista, no sin existir entre ellos un vallado emocional que apenas puede contener esos deseos. La tentación termina resultando inevitable y los dos comienzan un affaire (hay que reconocer la maestría con la que Jorgen Bergmark y los actores resuelven el primer encuentro íntimo, en el estacionamiento de un supermercado) que se mantiene hasta que los dos deciden comentárselos a su respectivas parejas.
Ahí es que la película pega su vuelco más importante, cuando las dos parejas se juntan en una mesa redonda para discutir la situación. Lo curioso es la decisión que toman: los cuatro intentarán vivir juntos, suponiendo que ese amor entre Erland y Karin es sólo una pasión pasajera. Elaboran una especie de decálogo de convivencia, entre cuyos artículos está el no poder tener sexo a la vista de los otros, y no dejarse llevar por las emociones. La racionalidad de la lista, lejos de limar asperezas y permitir una vida conjunta más sana, se va volviendo contra los personajes, primero contra los más claramente damnificados, que intentan dormir escuchando pequeños rechinares de cama que les confirman que sus respectivas parejas están teniendo sexo en un cuarto contiguo, pero después también alcanzan a los mismos ideólogos del plan.
La película exuda “suequés” por todos lados. Más allá de la naturaleza del clima frío y la luz tenue del mundo nórdico, por momentos las elecciones estéticas del grueso del cine independiente de dicha región parece que estuviera filmado por un mismo director de fotografía: tonos pálidos, filtros celestes en contraposición a amarillos ténues, como los del sol de invierno (ya sólo en películas que desfilaron por Cinemateca podrían citarse The king of pong –también de Jorgen Bergmark- pero también Nord –del noruego Rune Denstad Langlo-, o La comedia de la vida – Roy Andersson). En La comedia de la vida podía notarse un detalle curioso que parece registrarse en este film: la alternancia de un tono desafectivizado con emociones contenidas que salen del cuerpo como yuyos entre las baldosas.
En un momento, a Sven-Erik comienza a obsesionarse con una cortadora de papel en la cual se escenifica a él y al resto de los trabajadores siendo seccionados en trozos perfectos. La imagen de la cortadora se presta muy fácilmente a la metáfora del rompimiento que están atravesando todos los personajes, pero, ahondando más, parece no sólo hablar de la vida del elenco, sino también de Suecia en sí, un país que desde su postura social-demócrata tan reconocida, moldea a sus habitantes desde su nacimiento (por ejemplo, las políticas de orientación vocacional de los liceos y universidades, que le limitan el rango de elección al estudiante), con una sociedad de bienestar que deja muy poco lugar a la espontaneidad, o al menos la permite, pero en ámbitos cerrados, casi en un orden predefinido y fiscalizado. No por nada es el país del black metal más violento y uno de las mayores índices de suicidios. Esto último parecería un detalle accesorio, pero parece atacar la misma película, con un tono indefinible entre la melancolía, la desesperación y la comedia. Secretos de dos matrimonios, se podría decir que es casi una comedia, pero también es un amargo cachetazo a esos ideales progre y liberales que embanderan
Más que en ningún otro de los creadores de comedias de los países escandinavos, Jorgen Bergmark parece darse cuenta de que el amor no es tan sencillo, y que en ciertas circunstancias, la racionalidad es la más loca de las elecciones.
ESTA PELÍCULA DE UN ALTO CONTENIDO SICOLÓGICO Y CONDUCTAS HUMANAS NOS DEMUESTRA LA POCA BASE Y RESISTENSIA A LAS PROVOCACIONES DE LA VIDA Y SI BIEN LA PASIÓN NUBLA LOS SENTIDOS ES EFÍMERA Y SE TRANSFORMA AL DESNUDO Y DESPOSEÍDA DE LOS ELEMENTOS PROHIBIDOS ES UNA HISTORIA COMÚN ENTRE DOS SERES ABURRIDOS DE SUS VIDAS QUE INTENTAN OTRAS EMOCIONES. QUE GENERAN ADRENALINA.
ResponderEliminarME GUSTÓ MUCHO POR LO QUE ENCIERRA Y ENTRE TANTA MENTIRA LA VERDAD A SECAS TERMINA CON TODO Y PASA A SER ALGO ASÍ COMO MÁS DE LO MISMO. LILIAN POMBO DE GREGORY MONTEVIDEO URUGUAY