martes, 6 de septiembre de 2011

Con Lucas Meyer y sus 60 nuevas canciones



Todas las cosas del mundo

Recientemente editado y disponible para descargar de manera gratuita en www.myspace.com/unaccidentefeliz, Música para nadie –segundo disco de Lucas Meyer- es una obra titánica de 60 temas y casi dos horas de duración. Meyer ya había sorprendido en 2009 con su debut Un accidente feliz, en el que las bifurcaciones introspectivas y un particular uso de la voz lo convertían en algo diferente a casi todo lo que se hubiera escuchado en la escena montevideana. Una apuesta ahora redoblada sobre la que hablamos con este músico de Paysandú

Discos de sesenta canciones son raros de encontrar a nivel internacional. Mucho más difícil aún es encontrar ejemplos a escala nacional. Una de las únicas referencias que se me viene a la mente, tanto por lo temático, como por lo formal, es 69 love songs de los Magnetic Fields…

Ya me lo han dicho, pero no tuve en cuenta ese disco para nada. Yo nunca escuché mucho esa banda, la conocí después, hace poco, y lo poco que escuché tampoco me colgó demasiado. Como que ese tipo de música con letras ingeniosas, o con referencias culturales, no me va, me parece todo muy pensado, no me emociona. Es extraño, porque en realidad no sabría decirte si tengo alguna influencia específica. Dentro de discos largos, o como quieras llamarlo, no hay nada específico en lo que me haya basado, no lo hice por tal disco, no sé por qué

¿Cómo fue dándose la producción de un disco tan largo?

Yo había terminado Un accidente feliz, mi primer disco, y había empezado a hacer temas y probé un día en casa y resultó que podía grabar un sonido más o menos decente. Y ta, se me dio por grabar todo ahí. Aún así te digo que de entrada la idea era grabar un disco largo, pero primero no eran más de treinta temas. Era el proceso de cuando estaba terminando el primer disco. Pero después fui acumulando temas y al grabarlo en casa me fui permitiendo grabar cosas que capaz que no habría podido en un espacio más acotado de estudio. Algunas canciones habían quedado colgadas del primer disco, pero por la temática se fueron enganchando en este.

¿Cómo entra Pau O’Bianchi en el proceso de producción del disco? Te lo pregunto porque ese sonido como de grabado debajo del agua tiene mucho del último álbum de Tres Pecados, Dios salve a la muerte.

En realidad, prácticamente lo grabé todo yo en casa. Todos los instrumentos, todo lo que se refiera a la mezcla y la producción lo hice yo, todo así, medio a ojo, a lo bestia, pero igual yo ya había hablado con Pau que cuando terminara todo, nos juntábamos para emprolijarlo, ya sea acomodar los volúmenes y enganchar los temas u otra cosa (viste que todos los temas están enganchados). También había algunos temas de ecualización, en los que dio una mano para que sonara más prolijo.

El disco se llama Música para nadie ¿Por qué pensaste así el título?

Cuando le comentaba el nombre del disco a la gente, la mayoría me decía “ah, está de menos”, porque como que ya de entrada establezco que nadie lo va a escuchar, o algo por el estilo. En realidad no va por ese lado, sino porque hay muchas canciones que tratan sobre ciertas personas que conocía que, no sé, básicamente se murieron, entonces lo tomé por ese lado. Son canciones para ellos, canciones que no van a poder escuchar, es más o menos para eso. Como no creo que vayan a poder escucharme del cielo ni nada eso, es que considero que es “música para nadie”. A mi me tiraron algo de eso de “¿cómo que es música para nadie si es se la dedicás a gente específica?”, pero es lo que pienso.

En lo temático, tanto en este disco como en Un accidente feliz, se nota esa construcción temática sobre una ausencia, pero en mi caso, lo había pensado más sobre una ruptura amorosa que sobre la muerte.

Bueno, al ser sesenta temas y al ser la grabación del disco un proceso bastante largo, se podría decir que empezó por ese lado, casi todas las canciones que tenía salían por ese lado. Pero ta, después fueron sucediéndome otras cosas en mi vida, como estas que te mencioné, que me llevaron hacer sobre otros temas.

Encontrar una homogeneidad conceptual entre todas las letras del disco es una labor un poco demente, pero me da la impresión de que el anterior álbum era de ruptura y este es sobre intentar un reencuentro, pero en el recuerdo.

No lo había pensado, pero puede ser. Yo igual noto una cohesión entre todos los temas. Probablemente tenga que ver con cómo lo grabé, pero tengo las letras, tengo ciertas palabras que se repiten, pienso en “ciudad”, “pueblo”, “plaza”… Tiene que ver básicamente con que soy de Paysandú, y muchos temas tratan sobre esa relación, ese conflicto de tener que venirse para acá a Montevideo. No es que ahora tenga ese conflicto, de hecho hace mucho tiempo que no voy para Paysandú, pero en su momento existió y uno cuando hace los temas, te aparecen cosas que no sabés por qué aparecen. No es que yo esté pensando la relación con Paysandú, pero siempre termina apareciendo, en imágenes, u otra cosa. Yo tengo un poco eso de armar de a fragmentos, juntar cosas que van apareciendo. Es por eso un poco también la duración de los temas. Con Un accidente feliz, a mi me pasaba de armar un tema, pensar que iba a durar como tres minutos y medio, como que incluso tenía varias partes dentro del mismo, y de repente me fijaba y era de un minuto y medio.

Una cosa interesante del disco es que parece un álbum escrito en segunda persona, como si hubiese un diálogo constante frente a alguien específico, que más que ser varias personas, es como una condensación de todos.

Fijate que son sesenta temas, traté de meter a todas las cosas de mi mundo ahí, toda la gente que me rodea. Casi le hice una canción para cada uno. Lo de la segunda persona no sé, es un recurso, no sé. Por lo general, mi relación con las letras no la pienso demasiado. Para los temas más o menos hago la música, la idea o algo y se me ocurre alguna palabra, alguna frase y voy para ahí. Casi escribo lo primero que se me ocurre, para todas las canciones. Como te dije al principio, no me gustan las letras demasiado pensadas, ya sea irónicas, o ingeniosas, no es algo que me guste, cuando escucho eso se me pone como una distancia con eso, por lo que trato de no hacerlo, y creo que no podría hacerlo, de hecho. Las letras no tienen mucho filtro. Por eso es que hay letras que no sé, después de un tiempo me pongo a escucharlas ahora y no sé por qué puse esto o aquello, o por qué lo dejé así.

Hay un tema complejo con este disco y con vos en general, que es lo complicado de la adaptabilidad de los temas al en vivo.

Sí, es todo un tema eso. A mí lo que me pasa en vivo es que las canciones estas son como muy emocionales para mí, es super explícito lo que digo. Entonces me pasa que a veces, cuando voy a tocar, por una circunstancia o por otra, por cómo esté yo en ese momento capaz, como que no logro conectar con esa emoción de la canción. A veces me cuesta conectar y me parece que sin eso, no funciona la historia. Me pasa eso, no siento eso mismo que sentía cuando escribí determinado tema, eso hace que no funcione del todo, a veces. Últimamente, lo he tratado de arreglar de otras maneras, tratando de cantar mejor y tocar bien, pero siempre es complicado.

Más allá de las dificultades propias de poder uno llevar al público las emociones de la composición, me parece que hay un problema inherente, específico de un disco como este –sobre todo por lo atmosférico- para llevarlo al vivo.

Sí, hay muchas canciones que directamente creo que no las podría tocar, porque son como basadas en ruidos y cosas que quedaron en el momento. La gran mayoría igual son canciones que las compuse con la guitarra, capaz que no podrían tener todos los ruidos que tenían originalmente, pero podrían funcionar.

También, más allá de las características de tu música, en el circuito montevideano hay algo complicado de poder tocar en vivo en sí, en lugares acordes a la propuesta ¿Cómo lo manejás eso?

En realidad lo que pasa es que yo no intenté explotar mucho eso de tocar en vivo, me ha pasado de ir a unos lugares y ver que están tocando y que la gente le presta muy poca atención. Y ta, en otros estilos quizás puede funcionar, pero en mi caso, como para lo que toco yo, además de que toco solo, si no hay atención y hay ruido y eso, no funciona para nada, porque no me puedo concentrar mismo y se pierde todo. Me ha pasado alguna vez, de un toque medio accidentado, en que no pudiera concentrarme. Yo pienso a Música para nadie como un disco para escuchar re en solitario, preferentemente con auriculares. Yo, por ejemplo lo uso muchísimo para dormir. Te lo digo porque me ha pasado de juntarme con alguien y que lo puso medio de fondo y es imposible, no funciona pero ni un poquito. Eso está bueno.

2 comentarios:

  1. Si Un Accidente Feliz era un disco casi acuático, este es directamente abisal.
    Aun no pude oirlo entero, principalmente porque requiere atención total, lo que hace que escucharlo sin esa predisposición sea inútil.
    "María en el campo" es perfecta y está llena de referencias al disco anterior, estaría mejor si fuera el primer track.

    Es muy interesante cuando le preguntás sobre la dificultad de presentar el disco en vivo. Más allá de lo estructural de su canción, hay un tema que pasa mucho pero que repercute el triple cuando se trata de un artista como él: el hecho de que la gente que está en el show esté "en otra". Es bastante frustrante vivirlo desde afuera, uno se puede hacer una idea de como se ve desde ahí adelante...

    Para terminar, qué detalle que él diga que a veces le cuesta conectar con las emociones que hicieron surgir la canción y que eso le plantea un problema/frustración. Hay una ética casi ingenua en eso, pero bienvenida.

    Linda entrevista, necesaria.

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  2. Gracias por el comentario, mescalito.
    lo de la dificultad de presentar el disco en vivo fue un tema que ya había hablado por arriba con Lucas, principalmente por una sensación incluso mía de verlo en vivo. Yo pensaba que había algo en el formato en sí, o en la falta de filtros en la voz, pero la aclaración suya, curiosamente sincera para un entorno donde casi siempre cualquier músico le resulta necesario sacarse chapa de campeón, todo termina de resultar mucho más claro.
    El gran problema es qué lugar podría prestarse para una propuesta como esa (yo diría un teatro, más que un boliche)

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