Alumnos
prodigios
Por las inmediaciones de la granja desierta del
rock nacional, se nos acaba de informar que se encontró un nuevo cuerpo. Sin
embargo, en este caso, más que descubrir un Juan Pérez en una cuneta, el disco
póstumo de Ufesas es como dar como dar con una pirámide enterrada, guardando la
tumba del jerarca de una civilización de la que nada se sabe. Ufesas, banda
secreta de Canelones, siempre circuló en la periferia, no sólo de la capital
(muchos toques en Margat, Santa Lucía), sino del mismo rock. Desde su
formación, demostró ser de esos extraños casos de bandas con un pie en Uruguay
y otro en el extranjero –no sólo en referencia a sus citas musicales, o el
haber optado cantar en inglés, sino por ciertos contactos con sellos y
disqueras foráneas- que no resultan incongruentes, que no parecen un híbrido
mal construido. En abril de 2009, por esas casualidades de la vida quien
escribe se topó con el EP, en formato vinilo, de The black Ride y ya con apenas
dos canciones, los pibes de Canelones demostraban ser algo distinto dentro de
lo conocido, sin descubrir la pólvora, pero demostrando tener una ejecución
impecable de todo lo aprendido. Riffs densos, bordeando el stoner rock, atmósferas muy a lo Spacemen 3, cadencia cansina pero
indetenible, The black ride era una buena carta de presentación y generaba gran
interés por lo que podía ofrecer la banda en formato larga duración.
El disco homónimo de la banda de Canelones,
editado en el 2011, ya cuando toda la formación se encontraba en proceso de
desintegración (con alguno de sus integrantes yéndose a estudiar a Nueva York)
supera con creces lo que prometía en su anterior trabajo. Con tanto nuevo
hincapié que se le dio a la autoproducción y el low-fi –al menos en terrenos del indie uruguayo, donde se fue dando
una crisis de paradigmas musicales-, hoy en día suena curioso señalar entre las
bondades de un producto su prolijidad y lo meticuloso que es , pero cuando uno
escucha Ufesas, debe hacer mención sobre lo notable que es la producción y
mezcla del disco. Son de esos casos particulares en donde con los auriculares
uno nota que todo está exactamente en su preciso lugar, sin que esta
meticulosidad vuelva frío o artificial el trabajo. Ufesas, también, demuestra
tener una de las mejores duplas de guitarristas que haya tenido la escena
actual uruguaya, en un trabajo fabril, pero a la vez colgado, como el
proveniente de un estado de control
involuntario, como los movimientos de un camaleón. El solo del tema que abre el
disco, Dead man walking es una mezcla perfecta de este estilo: pareciera que se
deslizara por la base, que se fuera estirando y extendiendo por toda la
superficie del tema.
He notado que cuando uno escucha a Ufesas –en vivo
o en disco- empieza a achinar los ojos, como si estuviera viéndolos a través de
una cortina de humo. Pero al mismo tiempo que achina los ojos, sigue el ritmo
con el tronco y la cabeza, en un tranco lento que acompaña todo el viaje, como
si uno se abriera camino sobre un caballo sereno y experiente. Todo este tono
que es demasiado fácil asociarlo a referencias marihuaneras, pero que tienen
otras raíces más introspectivas, empieza a encontrar sus resonancias en los
temas que se continúan en el disco, casi siempre optando por líneas repetitivas
que a medida del tiempo empiezan a tomar el tono de un mantra, y que llegan a
su punto álgido, de completa posesión en Part of the night. La línea del bajo
se superpone con las guitarras y luego la de un órgano psicodélico. Es un tema
tribal, que parece invadirte de a poco (y cuando menos lo esperás te encontrás
a vos degollando una gallina). “You always will be, part of the night” (siempre
serás/serán parte de la noche), repite una y otra vez el tema. A medida que el
órgano y trompetas deformes empiezan a invadir la mezcla, el cuarto parece volverse
oscuro, uno entra en un extraño estado primal, como si estuviera en la caja de
resonancia de un gigantesco instrumento. Esta línea también había sido tomada
por Hablan por la Espalda (sobre todo en sus últimos trabajos, donde el
afro-beat fue adquiriendo más protagonismo), o también en el vuelco cada vez
más cinemático y stoner de Santa
Cruz, pero Ufesas, más que un mero continuador, parece un alumno prodigio (no
solo de ellos, sino también de Black Rebel Motorcycle Club, Swans, Queens of
the Stone Age) , que vio lo que había a su alrededor, lo entendió demasiado
bien y logró conjugarlo y desarrollarlo a otros niveles de orfebrería.
Uno aprendió con casos como Los Olimareños a no
tomar tan al pie de la letra las separaciones, pero escuchar el disco de
Ufesas, tan redondo, tan bien entendido, por momentos se siente como extrañar a
alguien a quien uno nunca conoció. Es una formulación matemática nueva y
perfecta, escrita en el pizarrón de un liceo del interior por un estudiante a
quien nunca se va a conocer.
Lo descubrí recientemente este disco tambien y quede sin palabras. Me voló la cabeza... Estuve buscando info de la banda para irlos a ver en vivo y con este post me entero de que ya no existen. Es una cagada llegar tarde a bandas como estas.
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