jueves, 23 de mayo de 2013

Entrevista a Micaela Dominguez Prost


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Notas al pie

Luego de haber pasado por el Festival de Cine de Punta del Este, este sábado en Cinemateca 18 a las 21hs se realizará una proyección especial de Voz de murga, película pronta para sumirse a una gira itinerante por distintos rincones del país, que trata sobre el famoso género y fenómeno social uruguayo, con la curiosidad de haber sido dirigida por una argentina y un equipo integrado casi íntegramente por españoles.

Considerando que viviste gran parte de tu vida en Bahía Blanca ¿Cómo fue que conociste la murga?

Yo tengo unos amigos en Bahía Blanca que son fanáticos de Uruguay. En general, de todo: del fútbol, de los cantantes, de Cabrera, Mateo, de todo. A través de ellos empecé a conocer la música uruguaya, y entre ella, la murga, más que nada la murga de cantautor, como Jaime Roos, no de grupos murguistas. Después, lo primero que recuerdo fue Falta y Resto, que fue la primera murga que llegó a Argentina y se hizo muy conocida. No tenía idea de cuánta gente actuaba ni de cómo eran los trajes y los maquillajes. Había visto fotos, pero para mí la murga era únicamente música. Después sí, recuerdo la primera vez que vi murga en un televisor, que fue en Noruega en el 2004. Sí, Noruega fue el primer lugar en donde vi murga, créase o no. Ahí fue que conocía a Alejandro Seijas, el productor de esta película que presento, y él se había llevado unos videos de murga de Diablos verdes y no me acuerdo qué otra murga y estábamos en una escuela de muchísimos países y él quería a alguien para ver esos videos y obviamente yo era la indicada, porque la gente de otros lados no entendía nada. Entonces me acuerdo perfecto de ese momento. Un profesor me había dejado su casa para que le cuidara el gato y Alejandro vino con un vhs y ahí fue cuando vi por primera vez los cuarenta y cinco minutos de Teatro de Verano de una murga. Me cambió completamente la noción que yo tenía de lo que para mí la murga era. De repente saber que no eran canciones, que era parte de un espectáculo que se unía y que tenía un principio y tenía cosas entre medio que estaban conectadas y un desenlace. Ahí Alejandro me contaba de los cuplés, de la retirada y y estaba emocionadísimo de poder hablar sobre la murga con alguien estando en Noruega. Me acuerdo que era febrero y él estaba muy mal de perderse el carnaval y para mí no significaba nada de eso, porque no tenía idea de qué era el carnaval. Y él me contaba de ese año, de qué murgas andaban bien y cuáles no. Ahí fue que creo que me picó el bichito de la murga, y ahí yo pasé años viendo videos por mi cuenta

Youtube, mediante…

Claro. Y después en el 2007 volvió a aparecer la murga en mi vida. Yo estaba en Estados Unidos (siempre en lugares que no tienen nada que ver con Uruguay) y a mí me interesaba mucho la literatura clásica. Fue todo muy de casualidad, el primer semestre yo iba a estudiar cine, pero un profesor de poesía me dijo “a vos te va a gustar este curso de comedia griega romana”. No me conocía el tipo, pero yo lo hice, aún cuando no tenía nada que ver con el cine. Lo hice y quedé fascinada. Leímos ocho obras de Aristófanes y un par de Plauto y me encantó. Todo. La gente por ejemplo cuando lee Sófocles o similar no se relaciona mucho porque dicen “fue hace mucho”, pero a mí me llegaba mucho más que el libro contemporáneo de un argentino. Entonces, a partir de eso hice un curso de historia del teatro, cursos que no me ayudaban para la carrera, pero me ayudaban a mí. Y en historia del teatro volvimos a hablar del teatro clásico griego y cuando hablábamos de la diferencia entre comedia y tragedia, hablando de la comedia se comenzó a hablar de que se armaba un concurso todos los veranos, que se hacía una especie de teatro de verano donde actuaba la gente del pueblo y se seleccionaban los favoritos. Nosotros leíamos las notas del traductor y decían “con esta obra Aristófanes salió segundo ese año y la gente se quejó…”. O, por ejemplo, había una nota que decía “acá señalan al público porque entre la gente ese año había un dirigente” que no se qué había pasado. Hablando de eso, de qué sano para un pueblo poder actuar entre tanta gente, de poder decir lo que le sucede, yo dije “no, pero miren que eso de lo que hablan existe hoy en día y es la murga uruguaya” y claro, ahí nadie entendió nada, porque eran todos de Estados Unidos. Entonces decidí hacer un trabajo comparando las obras de Aristófanes con la murga uruguaya. Y ahí está, se quedo ahí. Pasó el tiempo, volví a olvidar la murga uruguaya y después estando en España, ya haciendo el master de cine documental, sabía que no iba a quedarme ahí, que no me iba a contratar nadie por la situación en España y entonces pensé “tengo que hacer un proyecto yo” y salió solo. Un día estaba escuchando música y salió una canción de murga y dije “ya está, quiero hacer una película sobre la murga”. Me puse en contacto con Alejandro de vuelta –prácticamente yo no tenía contacto con él desde Noruega, desde el 2005- y a él le encantó la idea y hablé con los chicos que estaban haciendo el master conmigo (no tenían idea de lo que era la murga uruguaya), pero les dije “quiero hacer esta película” y me vieron muy convencida y se zambulleron en este proyecto.

En una proyección que se hizo en el Festival de Punta del Este, en las preguntas y respuestas contaste que la murga tiene un tema con los timbres que le cuesta mucho a la gente  ¿Cómo se dio con los que trabajaban contigo en sus comienzos?

Sí, a cualquiera le cuesta un poco, y ese fue el razonamiento que tuve cuando empecé a hacer la película. Yo estaba escuchando murga en el metro y pensé “qué lástima que toda esta gente no puede escuchar esto”, pero después me acordé que yo había intentado varias veces hacer escuchar murga a gente de otros países y había fracasado rotundamente. Escuchaban quince segundos y decían “¿qué es esto?, no entiendo nada, es un coro que no termina nunca”. Entonces me puse a pensar que no entienden porque no saben de dónde viene y qué representa y por qué es así. Entonces pensé que tiene que haber algo que le pueda llegar a la gente para que entienda todo lo que hay atrás y alrededor de la murga y por qué cantan así, por qué dura tal tiempo y por qué hablan de estos temas. La primera vez que le mostré la murga a los españoles no les gustó demasiado. Me frustraba un poco. Pero una vez que les empecé a contar  “esto fue en tal año y por tal motivo” ahí ya lo empezaron a mirar por otro lado y empezaron ellos a buscar sus propias cosas y a ver y escuchar mucha, mucha murga y tener sus favoritos y ellos mandarme cosas. Ya cuando llegaron acá les gustaba mucho y después de verla en vivo les encantó.

Viendo la película me pasaba por un momento que podía imaginarme que era un film muy interesante para alguien extranjero, pero que acá algunas nociones pueden ser ya muy manejadas.

Sí. Fue muy difícil intentar lograr un equilibrio. La idea mía desde el principio era hacer una película para que cualquier persona que no tenga idea alguna sobre la murga pueda decir “entiendo de qué me están hablando”, pero tampoco mandar mucha información teórica de “la murga empezó en tal año, consta de diecisiete personas arriba de un escenario…” Yo quería obviar esa información, pero que de alguna forma se dijera. Entonces al editar con uno de los camarógrafos era bueno que él fuera español, porque había cosas que él no sabía y yo sí. Es difícil editar algo haciendo como que uno no conoce ciertas cosas, es imposible. Entonces era muy difícil mantener ese equilibrio, agarrar un testimonio y decir “esto lo dejamos lo suficiente para que una persona entienda, pero no tanto como para que un uruguayo se levante y se vaya”. Yo hice algunas pruebitas con españoles para ver si entendían. Hice una pequeña investigación para ver qué sabían de Uruguay y Forlán era la única respuesta. Yo les decía “¿Pero conocés a Jorge Drexler?” y ellos me decían “¿Pero no es argentino?”, “¿Y Galeano?”, “Ah, a Galeano nunca me puse a pensar de dónde era”. No asocian a nada con Uruguay más que con Forlán. Y todo esto en España. Entonces se quedaban con más ganas de conocer a Uruguay y ese era más o menos mi objetivo. Era injusto que la gente pensara en carnaval en términos exclusivos de Brasil.

¿Cuánto das para que los argentinos empiecen a decir que la murga no es argentina, sino rioplatense?

No, yo creo que es uruguaya. No, sería muy de hijos de puta robarles también la murga.
¿Tenés alguna murga favorita en sí misma?

No. Depende del año. Creo que todavía no desarrollé ese fanatismo que tiene mucha gente de seguir a una murga todos los años. Soy más crítica. Hay murgas que un año las veo y me encantan y hay otras que no. Por suerte tengo eso, espero no perderlo. Cuando alguien empieza a escuchar a una murga porque sí y te hacen un chiste y te reís porque es tu murga ya perdés algo. Está bueno ver cada espectáculo como un espectáculo nuevo sin tener el preconcepto de “me río de este chiste porque el año pasado me hizo reír”.

Hubo un tema en particular que partió la murga que fue cuando ganó el Frente, en donde de golpe se empieza a definir un oficialismo y no oficialismo en la murga.

Sí, eso lo tratamos un poco en la película. Está bueno ver el rol de la murga con los cambios políticos y sociales, es un reflejo de lo que pasa en la sociedad. En una parte Raúl Castro [letrista, director general y productor de la Falta y Resto] dice que últimamente la gente criticaba a las murgas porque las murgas no criticaban lo suficiente, pero él decía una frase que es al revés, “miren a un gobierno por cómo están las murgas”. Si no hay tanta crítica es porque hay esperanza. Yo creo que es verdad eso. No es que se vuelven más blandas, sino que quizás es momento de parar un poco, siempre va a haber cosas que están mal. Esta bueno que haya diferentes tipos de murgas, murgas que dicen “las cosas están mejor, entonces vamos a hacer un show para que se rían y se olviden del mundo” y otras que dicen “no, nuestra misión es que todo siga mejorando siempre”. Está buenísimo que estén esos dos estilos. Ayer estaba hablando con un amigo y me decía “no, porque a mí Contrafarsa no me gusta, porque yo no tengo esas cosas tipo emotivas, para mí la murga me tiene que divertir” y yo ahí le explicaba que hay tres grupitos de espectadores de murga: están los que van porque quieren reírse sin parar, entonces la presentación y la retirada no les importa porque no hace reír en general; después están los que van a emocionarse, que esperan un coro muy fuerte, con muchas voces juntas que les pegue el corazón y se pongan a llorar; y finalmente están los que esperan encontrar crítica y palo para todos lados. Eso me parece interesante, que un mismo género, de acuerdo a cómo se presente, pueda producir esas tres cosas que las tres son muy válidas y muy fuertes: reírte, emocionarte o enojarte. No hay ninguna más válida que la otra. Si juntás las tres cosas sos “La” murga.

Vos qué tipo de espectadora sos?

A mí reírme no me interesa mucho. Obviamente me río, pero no me parece fundamental. Yo soy más de las otras dos: de la parte de crítica y una buena retirada me parece fundamental. A mí lo que también me pasa es que en ciertas murgas hay cupleteros que hacen reír porque aparecen, por eso que te decía de la predisposición. Son muy conocidos, el tipo dice una frase y la gente estalla de risa y yo no quedo medio descolocada. Pero claro, la gente se ríe porque es un personaje que conocen de mucho más tiempo. Son tipos que tienen una trayectoria que con su cara ya está. Ahí es que me doy cuenta de que no pertenezco, de que no soy uruguaya y no crecí acá.

Igual, después de tantas vueltas terminaste viniéndote a venir acá…

Bueno, creo que fue la consecuencia inevitable. Fue algo gracioso porque yo sabía mucho sobre Uruguay y me enteraba de muchas cosas, pero nunca había estado en Uruguay. La primera vez fue el año pasado para filmar la película. Era gracioso porque me hicieron algunas entrevistas de radio antes de venir y yo hablaba del Teatro de verano, del Velódromo y una vez un periodista me pregunta “y vos qué años estuviste?”. Y al responderle que nunca estuve en uruguay me preguntó “y cómo haces para hablar de todo esto?” … Y nada, vine y me encantó, me gustó todo lo que tiene que ver a Montevideo. Volví a Madrid luego de haber filmado ya con la idea de quedarme a vivir acá. Y en enero de este año volví y me instalé acá.

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