Con
la corbata ajustada
En la creciente retromanía que en los últimos años
invadió moda, televisión, cine y música, los ochentas han ocupado todos los
flancos. El presente, tanto en estética como en contenido, está, a fuerza de
sintes, flúor y filtros vintage, anclado en dicha década (nada que temer: cumpliendo
una ley de precisión darwinista, ya se están asomando los noventa y
posiblemente en siete años se ponga en boga la moda de los 2000’ –pero los 2000
eran setentosos, entonces ¿qué hacemos?), pero al mismo tiempo –y esto sí es
una curiosa particularidad de aquellos años- el futuro ha sido ochentoso desde
hace más de treinta años.
En este sentido, la música de Sante Les Amis podría
llamarse “Disco futurista” (olvidémonos del dance
punk), pero de un futuro justamente pensado desde los ochenta, y aún así,
muy, muy actual. Quizás esté desfasado por un par de años a lo que fue el
temprano deslumbramiento por bandas como The Rapture, Cut Copy, o !!!, donde la
vuelta del rock a los terrenos de la pista de baile fue defendida a capa y
espada por varios críticos y djs de
la vuelta, pero Sudamericana, el
último trabajo de Sante Les Amis parece, como pocos materiales uruguayos,
producto de una época –la actual-, no sólo en el estilo y la construcción de
temas, sino en la producción. Con este rigor, la producción brillosa y
almidonada del disco guarda varios puntos en común con el estilo de Campodónico
y Daniel Anselmi, de las principales intelligentsias autóctonas en lo que
respecta a fusión del pop con la electrónica.
A diferencia de sus anteriores trabajos (el EP homónimo del 2008 y Morning Light -2010) donde el bajo figuraba como columna vertebral
principal de todos los temas, el Sudamericana
le da un mayor protagonismo a los sintetizadores y al teclado. Más allá de
esto, ya desde “El rayo, el trueno y el silbido” (con un silbido en loop que hace las funciones de riff del
tema) el bajo, con un trote lateral similar al de Electric Light Orquesta,
ocupa un lugar fundamental en el groove,
a diferencia de la guitarra, que aporta más en texturas que en apoyo rítmico
(el ligero delay con reminiscencias disco en la mayoría de los temas, o un
cierto tono dub que aporta a “El
último verano”).
Sante Les Amis parecerían poner toda la carne en el
asador, con una seguidilla de cuatro temas que mantienen muy buen pulso. Un
recurso bastante curioso, y que parece ser uno de los procedimientos base de la
banda en la construcción de sus temas, es meter en la tercera estrofa un cambio
de velocidad, o de tono que cambia por completo el aire del tema. Un ejemplo de
ello podría ser la entrada de los versos “Everytime you need the music / Is a
part of love”, que de golpe dota a “The Byte of love” de un tono más humano al
estilo más robótico y chato a la voz aguda que venía liderando el tema. Lo
mismo puede decirse de “Huracán”, donde en la entrada en la tercera estrofa el
tema parecería entrar en un vértigo particular, como si toda la parte anterior
de la canción hubiera estado en la calma del ojo del huracán.
Más allá de esto, el tono y la emoción de
Sudamericana es contenido, más cercano al estilo elegante de !!!, que al hedonismo
de The Rapture. La curiosidad de Sante Les Amis es que siempre ha sido
referenciada como una banda para la pista, pero siempre suena más como para la
previa (el build-up de los dj’s), o el after. Es pop calibrado y afinado, pero con la corbata ajustada,
como estar en la pista con dos copas en las manos que te prohíben moverte sin
salpicar a tus costados. A esta emoción ajustada, se le agregan unas letras
marcadas por un tono medio abstracto y vago, que casi nunca se vuelve memorable
(“Buscar/ Voy una vez más/ El camino hacia ningún lugar/ Si me dices hacia
dónde vas/ Me entrego a la curiosidad/ Si me dices hacia dónde vas”, en “Dormido”).
Quizás uno podría acusar esta falta de profundidad y abundancia de lugares
comunes en el predominio del inglés en las canciones (como punto a favor, hay
que reconocer que la pronunciación torpe que rechinaba a veces en Morning light fue bastante pulida), pero
uno nota que a fin de cuenta, el contenido lírico es epidérmico, sirviendo más
para acompañar el viaje que para marcar algún diálogo con la música.
Sudamericana
no puede mantener el buen nivel de la primera mitad del disco (casi sin fallas,
a no ser por el experimento mal resulto de “Robot”), decayendo un poco en
algunos temas que parecen de relleno y volviendo progresivamente a las fórmulas
de los anteriores discos. Lo que se puede sacar en limpio del Sudamericana es que Sante les Amis
posiblemente sean de las bandas más minuciosas y ordenadas del pop uruguayo
actual (algo que se puede remarcar en las impecables presentaciones en vivo de
la banda). Sin embargo, lo humano y emotivo es central –a no ser que uno se
dedique de lleno a un synth pop
glacial como el de Junior Boys- estos impulsos quedan bastante espaciados,
reduciéndose a estas pisadas de acelerador que se dan en ciertos estallidos de algunas
canciones. Aún con esto dicho, Sudamericana
tiene en su haber varios temas (“Brasil”, “The byte of love” y “El último
verano”) con los que ir alimentando a radioemisoras ávidas de hits para
terrazas y paradores.
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